lunes, 17 de mayo de 2010

EL CIRCO SINDICAL VASCO


Como es bien sabido, el Gobierno Central ha propuesto una serie de medidas para ahorrar gasto entre las que se encuentra el tan comentado recorte y congelación de los salarios de los empleados públicos. Ante esta decisión, aun pendiente de concretarse y matizarse, UGT y CCOO han reaccionado convocando una huelga para el 8 de junio (inicialmente se había pensado en el día 2 pero finalmente se ha retrasado). No pretendo entrar ahora en si las medidas del gobierno son o no adecuadas ni en si la respuesta conveniente es una huelga en el sector público. Personalmente creo que Zapatero se ha dejado convencer muy rápidamente por las recetas del sistema financiero aunque también pienso que seguramente tenía poco margen de maniobra, toda vez que ya estamos metidos hasta las cejas en ese mismo sistema que es claramente el que impone las reglas del juego. Pero dejemos para otra vez las disquisiciones sobre esta cuestión, sobre la que no me siento capacitado para opinar con suficiente solvencia y originalidad, y vayamos a otros detalles colaterales. Como por ejemplo la pintoresca reacción de la autodenominada “mayoría sindical vasca”. Ya se ha hablado en otro lugar de este mismo blog sobre las peculiaridades a las que nos aboca nuestro sistema sindical, cada vez más politizado y pendiente de la cuestión nacional que de la reivindicación laboral stricto sensu. Ahora, ya casi sin causarle sorpresa a nadie, la coalición sindical abertzale (ELA, LAB, STEE y algún otro) ha convocado a sus huestes para el 25 de mayo, casi sin ni tan siquiera pararse a mirar lo que hacían sus “compañeros” de UGT Y CCOO, como si ya unos y otros hubieran asumido que viven en mundos diferentes. Y así de nuevo las soflamas se difunden hacia uno y otro lado del eje patriótico para que la audiencia, dramáticamente partida en dos, acoja la convocatoria que mejor se acomode a su espíritu nacional, vasco o español. Si uno se siente euskaldun por encima de todo, secundará la huelga el 25 de mayo, pero si su corazoncito se siente vinculado al resto de España (o hasta del estado español) parará el día 8 de junio.
A mayor abundamiento, hay que recordar que ese mismo día 25 de mayo los mismos sindicatos abertzales mantienen una convocatoria de huelga en la enseñanza pública de la que se han desvinculado UGT y CCOO. De nuevo los posicionamientos van a pasar por el eje identitario. Pero lo más llamativo de todo esto, dejando a un lado la envergadura de las razones que sustenten la convocatoria, es que la coincidencia de fechas no es inocente. Con esta jugada los sindicatos nacionalistas consiguen dos objetivos: uno, proporcionar un nuevo argumento (el recorte salarial de Zapatero) a los docentes que dudaran sobre si participar o no en una huelga que se planteó por otras cuestiones. Dos, maquillar con la participación del personal de la enseñanza (ahora movilizado por un abanico variado de razones) la eventual desmovilización del resto de los funcionarios.
Conclusión: los resortes que mueven la actividad de los sindicatos en este país (y señaladamente la de los sindicatos abertzales) tienen mucho más que ver con la escenificación del poderío sindical que con las razones expresas que supuestamente motivan las movilizaciones. En última instancia la verdadera tramoya de este circo está constituida por la maquinaria identitaria, que es en definitiva lo que mueve el mundo en este pequeño rincón de Europa que es Euskadi. Un asco, vamos.

+Info: la huelga del 8 de junio en El País, la convocatoria abertzale en el sector público (El Diario Vasco) y la huelga de la enseñanza según Gara

No hay comentarios:

Publicar un comentario