lunes, 25 de mayo de 2009

21 DE MAYO, HUELGA EN EUSKADI


No es pretensión de esta columna, de tan limitada difusión, analizar pormenorizadamente los motivos y las condiciones en las que se desarrolló la huelga del pasado 21 de mayo en el País Vasco y Navarra, un episodio más en la larga historia de nuestro “hecho diferencial”. Para quién quiera opiniones solventes y atinadas sobre porqué acabó celebrándose pueden valer los artículos que han publicado Kepa Aulestia en El Correo (1) o Emilio Alfaro en El País (2) y (3). Yo coincido plenamente con ellos en una cuestión: detrás de la convocatoria y más allá de los motivos esgrimidos se encuentra la voluntad de exhibir el poderío sindical por parte de ELA. Otro asunto profusamente traído durante estos días es el carácter político de la convocatoria: por mucho que los sindicatos se empeñen en desvincularla de la elección de un lehendakari no nacionalista, a buena parte de la población no se le quita la mosca de detrás de la oreja. Y ello porque, como ocurre en la política, el eje patriótico es el que verdaderamente vertebra la actividad sindical. Estas dos cuestiones (la falta de un motivo “tangible” y la instrumentalización política de signo soberanista) explican en buena medida el fracaso de una huelga que, por mucho que sus convocantes se empeñen de soslayarlo, ha quedado muy lejos de sus expectativas.
Aquí me gustaría comentar algo más extensamente otros dos aspectos del desarrollo de esta huelga. Primero, el peligro que para sindicatos hasta ahora desvinculados de los métodos coercitivos que suele utilizar la izquierda abertzale en sus convocatorias puede suponer arrimarse a quienes no dudan en la amenaza mafiosa para paralizar el país. Ya sabemos que es usual en todo tipo de huelgas recurrir a piquetes intimidatorios, pero la perfección del sistema de amedrentamiento que en muchos barrios y pueblos ha alcanzado la izquierda abertzale es proverbial y se ha vuelto a poner de manifiesto en esta huelga, al menos en algunos lugares del país. En este sentido, pese a que el miedo es libre, no deja de sorprenderme la naturalidad con la que la población acepta que comercios, hostelería y en general negocios a pie de calle cierren “por cojones”, sin importar la voluntad de quienes en ellos trabajan. Y sobre todo no puedo dar crédito de la satisfacción con la que los convocantes contemplan esa alteración de la vida ciudadana que, ellos lo saben bien, es fruto exclusivo del amedrentamiento. Aquí está visto que el fin justifica los medios y esa visualización de paralización de la vida cotidiana que se escenifica en muchos barrios y pueblos al parecer merece la pena por muy coercitiva que se sepa. Prestarse a ese juego por parte de quienes siempre han rechazado expresamente el uso de la violencia (ELA, STEE, etc.) es peligroso y puede volverse contra ellos perjudicando su imagen pública.
Otra segunda cuestión es el tratamiento informativo de la televisión pública vasca. Una cosa es que los trabajadores de EITB se posicionaran mayoritariamente a favor de la huelga, y otra muy distinta que una televisión pública ofrezca en su informativo de la noche un auténtico publirreportaje de la huelga acompañado de sentidos comentarios sobre la valentía y solidaridad que han demostrado los seguidores de la convocatoria. Sinceramente, me llegó al alma la encendida glosa de un periodista que vino a decir que solo el comprensible miedo a perder su trabajo explica que muchos trabajadores no hubieran secundado la huelga. Puede que en ciertos casos fuera así pero no me cabe duda de que aun mayor fue el número de personas que no pudo trabajar porque los piquetes se lo impidieron, cuestión sobre la que curiosamente la televisión pública pasó por encima. No es de recibo que la televisión de todos informe con simpatía manifiesta hacia una parte, especialmente cuando en el caso que nos ocupa (la huelga del 21-M) la propia convocatoria era parcial (solo nacionalista) y el seguimiento, como se ha visto, muy limitado, mucho más seguramente de lo que ciertos periodistas de la EITB deseaban. En las actuales circunstancias de cambio de gobierno, lo que seguramente comportará algún tipo de reorientación editorial, persistir en ese tratamiento informativo sesgado que el ente público ha mantenido durante décadas parece un canto de sirena al más puro estilo “Urdaci” en los últimos tiempos de la TVE del PP.
Mención aparte merece la muy comentada y ridícula actitud de Eusko Alkartasuna, cuya cúpula apoyó la convocatoria. Curioso que el partido que ocupa el departamento de hacienda en la Diputación de Gipuzkoa y que ha dirigido el de empleo en el Gobierno Vasco hasta hace solo unas semanas dé cobertura a una huelga convocada, entre otros motivos expresos, por las políticas fiscales y de empleo. Ya veremos qué factura le pasa esta última fantochada a una formación que está al borde de su desaparición. Por lo demás solo me gustaría añadir que trasladar a la calle convocatorias frentistas es peligroso y fomenta el riesgo de la confrontación civil. Digan lo que digan los sindicatos huelguistas, esta convocatoria iba tanto contra los gobiernos y la patronal (un motivo aunque vago expreso) como contra los sindicatos excluidos (esto no se dijo, por supuesto), quizás como prolegómeno a un nuevo proceso al estilo de Lizarra tan ansiado por no pocos nacionalistas. Y si eso no es frentismo… Esta traslación a la calle de la confrontación política lleva décadas practicándola la izquierda abertzale “auténtica”, pero de momento otras organizaciones sociales del ámbito nacionalista no habían entrado en ese peligroso juego, al menos no con tanta contundencia. Esperemos que la presencia en Lakua de un gobierno socialista no abone esta arriesgada deriva en el mundo de las organizaciones abertzales no violentas. Por el momento y afortunadamente, la población en general suele mostrar mucho más temple del que desprenden las soflamas de los líderes políticos y sindicales.
+ Info: valoración de la huelga por parte de ELA (por lo que repecta a mi empresa doy fe de que los datos son una fantochada, así que mírense en general con cautela). La noticia el día siguiente en Público y en Gara.