viernes, 23 de abril de 2010

A VUELTAS CON EL VELO EN LA ESCUELA : UNA ACLARACION

El texto precedente sobre el velo en las escuelas contiene seguramente las opiniones más inseguras que he vertido en este blog. Porque reconozco que las razones de los partidarios de permitir su uso en el aula son sólidas: respeto a la opción personal de la alumna, y en cualquier caso prevalencia del derecho a la educación sobre cualquier otra cosa. Muchos son lo que dicen que no debería hacerse demasiada sangre de esto, que al fin y al cabo quizás convenga pasarlo por alto pues el velo no deja de ser una simple prenda cuyo empleo no perjudica a nadie. Pero más allá del significado que el velo tenga para todas y cada de las niñas que lo usan lo que está en juego no es su derecho a vestirlo, ni mucho menos su derecho a practicar una religión o exhibir una determinada identidad cultural, cuestiones éstas a las que solo la derecha racista se opone abiertamente. No, en realidad lo que se debate es si las niñas musulmanas deben tener derecho a convertirse en una excepción a la norma que muchas escuelas públicas con sano y laico juicio se han impuesto: la de no exhibir simbología religiosa ni política, y la de guardar una etiqueta en cuanto a conducta y vestimenta. Estas normas deben atañer por igual a todos y si permitimos que en razón de creencias religiosas (esto es, por motivaciones expresamente transcendentes) sea permitida la excepción a la norma creo que estamos siendo víctimas de un chantaje moral. Por eso debemos dejar que las escuelas la apliquen con rigor y coherencia si así desean hacerlo, lo que no obsta para que si otras escuelas prefieren mantener una postura más laxa no tengan igual derecho a hacerlo, al menos mientras no exista legislación al respecto.
Hoy mismo aparece en El País una columna de Ángeles Espinosa, corresponsal del diario en Teherán, en la que defiende la libertad para vestir el hiyab en la escuela comparándolo con el caso de una monja con la que ella estudió el COU en su instituto. Creo que afortunadamente los tiempos han cambiado bastante desde entonces y hoy, ni a uno le obligan a cantar el "Cara el Sol" en la escuela (como a mi me pasó) ni a una niña le fuerzan a vestir la toca para acudir a clase. Pienso que los partidarios de tolerar el pañuelo no enfocan bien el problema y mezclan el rechazo al inmigrante y la intolerancia que sin duda anidan en la sociedad con la aplicación rigurosa y consecuente de un principio que ha tardado mucho en llegar a España y que ni tan siquiera se ha consolidado aun: la absoluta laicidad del espacio escolar, que debe permancer a salvo de la ostentación religiosa, política e ideológica. No creo que el problema esté en los occidentales que no acabamos de comprender el significado del velo (que sea cual sea, es inequivocamente religioso) sino en las familias musulmanas que son capaces de anteponer su modelo "espiritual" de indumentaria (para cuyo ejercicio disponen de todo el espacio privado y practicamente todo el espacio público) a la norma de conducta que rige en el espacio escolar. ¿Dónde está la intransigencia?
+Info: Un artículo en El País sobre el uso del velo entre las mujeres musulmanas.

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