martes, 17 de febrero de 2009

LA IZQUIERDA ABERTZALE FUERA DEL PARLAMENTO VASCO

Gane quién gane las próximas elecciones autonómicas, la principal y ya segura novedad con que contará el nuevo Parlamento autonómico después del 1 de marzo es la ausencia de la izquierda abertzale proetarra. Sí, así dicho, con esa expresión que ya sé que suena contundente y para algunos manipuladora. Pero es que es la pura verdad. Pura, tozuda y triste verdad. Como muy bien se encarga de recordar la mera existencia de Aralar hay también una izquierda abertzale (socialista, independentista) que no es proetarra. Esa sí estará en el Parlamento, o al menos tendrá la oportunidad de ganarse su presencia por medio de los votos. Pero la otra no, pese a que seguramente es la que más seguidores congrega. Esta vez la Ley de partidos y la tenacidad de Garzón han conseguido que por primera vez el Parlamento de Vitoria se quede sin escaños proetarras. Hay dos formas de enfocar esta nueva tesitura: o bien enfurecerse, indignarse, rasgarse las vestiduras porque una porción importante de la población vasca va a ver escatimada su posibilidad de estar representada en el Parlamento. O bien alegrarse porque por fin los que admiten que es lícito el uso de la violencia e incluso el asesinato contra el adversario político van a perder la tribuna que se les ofrecía desde el propio sistema que “el brazo armado” combate. Pienso que la mayoría de la población vasca tenemos ocasiones para mostrar al menos comprensión con ambos enfoques. Quiero decir, que alternativamente muchos miles de vascos podemos pensar (al menos como un constructo teórico) que todas las ideas políticas merecen representación parlamentaria y que por tanto, por muy deleznables que nos parezcan a veces sus posturas, Batasuna/D3M/Askatasuna o cualquiera de sus heterónimos han de tener lugar en la Cámara legislativa. Y al mismo tiempo esos mismos miles de vascos podemos pensar que no es lícito que un grupo político que de manera implícita brinda cobertura a una banda de asesinos merezca sentarse silla con silla con aquellos a los que dicha banda amenaza o incluso mata. Derecho (y política) o ética (y moral). El Estado, que no puede actuar apelando a meras consideraciones éticas, ha decidido que D3M/Askatasuna también es ETA, que el “brazo político” y la “banda terrorista” son una misma cosa (forman parte de un “mismo entramado”) y por razones jurídicas ha estimado que el brazo político debe ser ilegal. En principio el argumento jurídico puede parecer discutible pero hay una razón por la cual muchos no nos vamos a molestar en ponerle pegas: la cuestión ética. Esto por si mismo no habría bastado para apartar a la izquierda abertzale de las instituciones, pero es un factor que pesa mucho en la actitud de indiferencia que presiento que se extiende entre miles de conciencias de muy variados signos políticos y que está permitiendo que la decisión jurídica, más allá de su consistencia, no encuentre excesiva reprobación. Batasuna/D3M o como quiera que en el futuro se llame tiene totalmente perdida la batalla moral. Puede apelar a mil y un razones políticas, jurídicas y hasta sociológicas. Puede teorizar lo que quiera sobre la verdadera democracia y la ausencia de la misma, sobre la perversidad del Estado y sobre la manipulación del poder judicial. Y a veces puede que hasta tenga razón en alguno de sus argumentos. Pero, más allá de a sus seguidores incondicionales, a casi nadie se le escapa esto: es inmoral prestar cobertura intelectual y política a ETA mientras se comparten escaños con sus potenciales víctimas (siempre amenazadas, a veces sencillamente asesinadas). Creo que seguramente por eso cunde la indiferencia ciudadana ante el futuro institucional de la izquierda abertzale, porque la mayoría de la gente de este país siente que la razón que podrían otorgarle algunos de sus argumentos la pierde por la miseria moral que representa su actitud ante la actividad de ETA. Así que a estas alturas y contra lo que seguramente habríamos pensado hace unos años la repugnancia moral se está imponiendo a las consideraciones meramente políticas, y a muchos nos importa bastante poco que Batasuna esté o no esté en el Parlamento. Su destino se lo están ganando a pulso, al alimón con ETA.
+info: la noticia sobre la definitiva anulación de las listas electorales en El País