Los ciudadanos no tenemos ni puta idea de sastrería: no comprendemos que
ajustar un traje no es lo mismo que recortarlo. Como nuestras chaquetas nos
quedan anchas de hombros y largas de mangas lo que hay que hacer no es
“recortarlas” sino “ajustarlas”, lo que viene a consistir en poner la tela
sobrante en la cintura de los pantalones para que además de llevar la chaqueta
más “ajustada” nos apretemos bien el cinturón. Si es que no estamos nada
puestos en corte y confección. El ministro Wert les ha comunicado a los consejeros autonómicos de educación su
nuevo modelo de sastrería contable: menos profesores, más horas lectivas por
docente, más alumnos por aula, menos sustituciones… Todo para que la educación
pública sea cada vez más low cost. Una de las consecuencias de esta suerte de
ingeniería textil, al igual que paulatinamente ocurrirá en la sanidad, es que
los usuarios con mayor poder adquisitivo irán cada vez más prescindiendo de los
servicios educativos (o sanitarios) públicos para utilizar los privados. Pero
en España, donde la educación privada en la práctica es educación subvencionada
(a través del disparatado sistema de los colegios concertados), se va a dar la
triste paradoja de que sigamos pagando con fondos públicos la docencia de los
niños ricos en sus impolutos colegios-jardín mientras los hijos del vulgo se
conforman con unas escuelas cada vez más infradotadas y masificadas. Hace unos
años ya lo sugirieron los italianos Massimo Gardi y Edoardo Narduzzi en un
premonitorio libro, El fin de la clase media y el nacimiento de la sociedad de bajo coste: el fenómeno low cost llegará a unos servicios públicos cada vez más
parecidos a la antigua beneficencia reservada a los pobres. Así que mientras
unos estudiarán en Zara, otros lo harán en Prada (eso sí, con ayudas del Estado,
que manda huevos…).
Nota: una versión breve de este artículo se ha publicado en la sección Cartas al Director de El País
Nota: una versión breve de este artículo se ha publicado en la sección Cartas al Director de El País
+Info: los recortes previstos en educación según El País