Este año el día de la República ha venido acompañado por dos
curiosos acontecimientos que han añadido pintoresquismo a la efeméride. Por un lado,
el monarca constitucional ha sido operado en el mismo día 14 de abril de las
lesiones sufridas durante una cacería de elefantes en Botsuana. La primera
pregunta surge por sí sola, ¿qué hacía Juan Carlos I cazando paquidermos en África
un día cualquiera de Pascua? Los medios de comunicación en general han
disculpado esta circunstancia (por muy rey que sea tiene derecho al disfrute de
su ocio como mejor le parezca), poniendo el acento crítico en el hecho de que
se desconociera el paradero del Jefe del Estado, toda vez que con cierta
frecuencia la Casa Real no comunica fechas y destinos de los desplazamientos
privados del monarca (Editorial de El País, 15 de abril de 2012). A mi la
verdad, por muy legítimo que sea viajar por vacaciones, que ese tiempo de
asueto se gaste matando elefantes en Botsuana no me parece detalle baladí,
especialmente en nuestro angustioso contexto de crisis en el que semejantes
aficiones nos resultan al común de los ciudadanos extravagantes y carísimos
caprichos de millonario hortera al estilo Jesús Gil (¡qué poco cuesta
imaginarse el orondo careto del inefable exalcalde de Marbella en lugar del
rostro regio en las fotos que han circulado representando al monarca junto a un
elefante abatido en pasadas y semejantes cacerías!). Así que los partidarios de
la abolición de la monarquía se han encontrado con una anécdota que aporta
descrédito a la institución real en fecha tan señalada como el 14 de abril.
El segundo acontecimiento no ha tenido tan amplia
difusión y salvo quizás en nuestro entorno local vasco por lo general ha pasado
desapercibido. Se trata de la sorprendente izada de la bandera republicana española
que ha promovido Bildu en el ayuntamiento donostiarra con ocasión del 14 de
abril. A mi ya me mosqueó ver ayer por ciertos locales de mi barrio (de acreditada
filiación abertzale) banderas tricolores junto a huchas de recaudación por la
causa de los presos etarras. La verdad es que no sé qué pensar: por un lado,
como “unionista”, me congratula constatar que quizá en el fondo nuestros actuales regidores abertzales y sus huestes no le harían ascos a una
confederación con (el resto de) los españoles, siquiera bajo la férula de un
gobierno republicano. Pero como esto no me lo creo no me queda sino pensar que tan
pintoresca izada es simplemente un síntoma más de su descomunal cacao mental,
que abraza toda suerte de causas con tal de que tengan resonancias ”contestatarias”,
incluida ésta de la restauración de la República, que será española pero es
antimonárquica. Sería como para tomarlo
a risa si no fuera por su contrastada eficiencia para fagocitar multitud de
causas y movimientos cívicos (feminismo, ecologismo, internacionalismo, antimilitarismo y objeción de
conciencia…). La causa del republicanismo supongo que se va a salvar por
española, lo que en las mentes cortas de estos talibanes con genes carlistas
frecuentemente equivale a decir “fatxa”. Aunque lo verdaderamente cómico de este asunto es que al final igual resulta que una corporación de Bildu tiene que responder judicialmente... ¡por ondear una bandera española!
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