jueves, 25 de octubre de 2012

ELECCIONES VASCAS DEL 21-O: TRES NOTICIAS “MALAS”, UNA “BUENA” Y UNA CONCLUSIÓN


Ahora que han pasado unos días de las elecciones y ya hemos leído y escuchado variadas reacciones, valoraciones y análisis sobre los resultados de las mismas nos toca expresar nuestras reflexiones, ponderadas por un relativo conocimiento prospectivo sobre lo que puede esperarse de la próxima legislatura. Que lo que venga sea malo o bueno depende lógicamente de cada cual, así que yo solo puedo decir lo que para mi promete venturas y lo que anticipa desventuras desde mi óptica particular. Pienso, de una manera muy sucinta y resumida, que la jornada electoral ha deparado tres malas noticias y una buena.
1. Abrumadora mayoría nacionalista. Esto, como imaginará cualquiera que me conozca o lea este blog de cuando en cuando, de entrada es malo. No porque las distintas familias nacionalistas ostenten conjuntamente la mayoría en la cámara, algo relativamente normal, sino porque esta vez esa mayoría es acusadamente desproporcionada, tanto como no lo era desde los años 80. Si bien es cierto que la suma de votos de las formaciones no nacionalistas viene a representar un 42 % frente a un 58 %, su reflejo en escaños acentúa la diferencia hasta un 36/64 % a favor de los partidos nacionalistas, lo que facilita esa impresión de que 2 de cada 3 vascos ya son abertzales. Sea cierto o no, pienso que en cualquier caso esa mayoría nacionalista no es necesariamente secesionista y dudo que el PNV, pese a la presión de EH-Bildu, llegue a embarcarse en una aventura semejante a la de CiU. A diferencia del caso catalán y como ya se ha expresado en este blog, el soberanismo vasco no ha adquirido aun la naturaleza de movimiento cívico, una condición previa para desencadenar tempestades políticas similares a la que Mas parece dispuesto a provocar en Cataluña.
2. Desplome de la izquierda no nacionalista. Otra mala noticia. Ya no es únicamente el PSE, algo que ya se esperaba y que reproduce lo que parece que sigue ocurriendo en el resto de España (véase lo que ha pasado en Galicia, y pronto veremos lo que ocurra en Cataluña). Es que además las dos familias de IU se han ido al garete, dejando sin representación a ese sector que alguien denominó “el quinto espacio” y que con matices han venido personificando Euskadiko Ezkerra (nacionalista descafeinado), Ezker Batua y hasta en cierta medida el Aralar de Ezenarro (estos con muchos matices, claro). Por primera vez en mucho tiempo los votos de izquierda son mayoritariamente nacionalistas, algo que puede perjudicar el impulso de políticas progresistas si EH-Bildu opta por explorar estrategias y alianzas que antepongan sus aspiraciones nacionales a su supuesta alma socialista.
3. Éxito electoral de EH-Bildu. Por muy anunciada que fuera, tercera mala noticia. Es verdad que, sobre todo en Gipuzkoa donde gobierna, la izquierda abertzale ha acusado un cierto desgaste, como sus propios dirigentes han reconocido. Pero de nuevo el aluvión de votos cosechado hiere la sensibilidad moral de todos aquellos que no comprendemos cómo una agrupación que hace tan poco aplaudía la barbarie etarra hoy se erija en la segunda formación política del país amenazando incluso con superar al PNV. Sin duda esta sociedad tiene, como señalaba el líder de UPyD Gorka Maneiro, “un problema ético de primera magnitud”.
4. Mayoría de las formaciones de izquierda. Parece que es la única buena noticia que ya anticipaban las encuestas y que los resultados han sancionado. PP y PNV suman 37 escaños, los mismos que PSE y EH-Bildu, así que las claves estarán en cuáles sean las prioridades políticas de EH-Bildu y en la posición que adopte el único parlamentario de UPyD. Este partido arrastra en el País Vasco una curiosa imputación de “fatxa”, seguramente a causa de ese absurdo reduccionismo nacionalista que identifica con tal epíteto a todo aquel que se oponga con energía a los postulados abertzales (hasta el PSOE ha sido “fatxa” en el imaginario colectivo de parte de los vascos, nunca el PNV curiosamente). Sin embargo y a tenor de las declaraciones del mismo Gorka Maneiro, UPyD está dispuesto a hacer causa común con PSE y EH-Bildu en cuestiones como la lucha contra el fraude fiscal o la oposición a los recortes en políticas sociales. Quizás por este lado vengan las mejores consecuencias del nuevo mapa electoral, con una alianza parlamentaria de izquierdas y con una saludable participación política constructiva de aquellos que hasta hace poco se limitaban a jalear consignas incendiarias al  alimón con ETA.
Conclusión. Los gobiernos de coalición PNV-PSE-EE de la época de Ardanza fueron buenos cuando el terrorismo arremetía contra todo y todos. Además los socialistas matizaron el espíritu conservador y nacionalista del PNV, de manera que entonces, con el concurso de la autonomía fiscal, se sentaron las bases de una país con unos servicios públicos decentes (la sanidad adquirió un justificado prestigio, la red educativa pública se consolidó, el bilingüismo avanzó sin provocar grandes traumas, el sistema político concitaba un consenso del que solo se excluía la izquierda abertzale). Este entramado empezó a tambalearse con Ibarretxe y Patxi López no supo enderezarlo, con el agravante de la crisis económica poniendo las cosas más difíciles. Hoy ninguno de los dos protagonistas (PNV y PSE) parece que esté por la labor de repetir aquel matrimonio, aunque para muchos vascos siga siendo la opción de gobierno más deseable. Pero una vez descartada quizás lo mejor sea que el PNV gobierne en solitario con una oposición que, esperemos, sepa hacer frente a eventuales ataques a ese modelo de Estado social que el propio PNV contribuyó a levantar. Para ello va a ser clave la política fiscal y ahí es donde EH-Bildu, que no lo olvidemos controla la hacienda guipuzcoana, deberá decidir si de verdad empieza a hacer política a favor de los ciudadanos o continúa especulando con un hipotético futuro de liberación nacional para el cual necesitará la complicidad del PNV. Así que, descartada la posibilidad de gobiernos de izquierdas no nacionalistas o mixtos (algo que de hecho no ha llegado a ser el ejecutivo de Patxi López) habrá que ir acostumbrándose a que lo menos malo es la colaboración con una "nueva izquierda abertzale constructiva" con la que habrá que hacer de tripas corazón para obviar un miserable pasado aun muy reciente. Si hasta UPyD está por la labor...
+Info: los resultados electorales en la Web de EITB

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