viernes, 17 de diciembre de 2010

NICOTINA VIRTUAL

Estos días el diario El País promociona a través de su sección de ventas cigarrillos electrónicos, un artefacto cuya existencia yo desconocía pero que al parecer goza ya de una considerable difusión. Como diría un geek conforme a su convencional dicotomía, se oponen a los cigarrillos analógicos o sea, los de siempre, cuyo sabor y sensaciones se las apañan para imitar con el concurso de la más sofisticada tecnología. Su principal utilidad parece ser la de ayudar en el arduo propósito de dejar de fumar o simplemente servir de sustituto del tabaco analógico cuando no se quiere o no se debe molestar al vecino, lo que puede ofrecerles una excelente oportunidad en el próximo escenario de proscripción de la nicotina en el espacio hostelero. Hasta ahora conocíamos el sexo virtual, que en realidad no es sino un remedo de la masturbación de toda la vida solo que con apoyo audiovisual interactivo. Con esto del tabaco añadimos un nuevo vicio a la lista de los ciberpecados. Quién sabe si en esta línea no llegaremos a conocer el porro digital, la cocaína electrónica y hasta un emulador gastro-virtual que nos proporcione placeres de gourmet sin tener que pasar por la mesa de un restaurante de autor, con las onerosas consecuencias financieras que esto suele acarrear. En fin, en cualquier caso los  susodichos cigarrillos no son sino un sucedáneo más de los que proliferan en este mundo cada vez más second life, en el que las estrellas de Hollywood ya no se pasan pitillos humeantes, no vaya a ser que los espectadores caigamos en el vicio presos de la fascinación. Como me dijo mi mujer al comentar el asunto, y tirando de un símil muy bibliotecario-documental, estos nuevos cigarrillos son monopuesto y presenciales pero igual pronto podremos fumar on line. Aunque no tan placentero, posiblemente sea menos nocivo que cascarse un habano (aunque sobre esto también hay dudas).
+Info: un artículo conciso y esclarecedor en Wikipedia